A la gente le encanta la masa frita en prácticamente todos los rincones del planeta. Cubierta con azúcar glas, jarabe, miel o chocolate, es una dulce tentación que pocas personas pueden resistir.
En las islas japonesas de Okinawa las bolitas dulces de masa frita se llaman “Andagi”, en el Líbano “Awwamaat”, en la India “Balushai” o “Gulab Jamun”, en Kazajistán Baursaki”, en Alemania “Krapfen” y en el sur de EE.UU. “Hush Puppy”. Por muy diferentes que sean todos estos nombres, se refieren a una pequeña bola de masa con levadura, choux o queso fresco batido, frita con abundante aceite vegetal o grasa animal.
Algo que suena tan sencillo ha inspirado lógicamente a espíritus creativos de todo el mundo a ocultar en su interior todo tipo de deliciosas sorpresas: cremas dulces, mermeladas de frutas, confituras, jaleas o conservas, frutos secos troceados, mazapán, chocolate, frutas secas y marinadas. Dado que las bolas de masa solamente se sumergen en el aceite unos minutos, el relleno debe estar preparado para comerse antes de la fritura y no se debe expandir, ya que la masa estallaría.
En España, México y el sur de China no se modela la masa en pequeñas bolas, sino que se utilizan mangas pasteleras para realizar tiras largas denominadas “churros” o “youtiao”. En Portugal estas tiras tienen forma de espiral y se llaman “farturas”. En Hungría, los “lángos” son un tentempié popular para el camino y consisten en una torta redonda y plana del tamaño de una mano rellena de salsa de frutas, similar a la alemana “Berliner” o a la polaca “pączki”, que están rellenas de confitura de escaramujo.
Si tiene la intención de añadir azúcar, jarabe, miel o chocolate a los donuts una vez fritos, debe extenderlos en papel de cocina y dejar que se enfríen completamente, ya que si la superficie está demasiado caliente el azúcar y el chocolate se derretirán.