Esto no pasa a menudo: de la papaya se pueden comer tanto las frutas verdes sin madurar como las amarillentas ya maduras.
Originarias de las zonas tropicales de Centroamérica, las papayas se cultivan hoy también en Suramérica, Florida, Hawaii, África, Australia y Asia. Aunque no están emparentadas ni de lejos con lo que conocemos por melones, la papaya perteneciente a la familia del melón también se denomina en algunos países “melón de árbol”.
Esto se debe al tamaño y peso de esta fruta, que alcanza hasta 45 cm y puede llegar a pesar 6 kilos. El árbol de la papaya puede dar hasta 30 frutas, las cuales crecen debajo de la base de las hojas, directamente del tronco.
Las papayas sin madurar pueden cocinarse como si fuesen zanahorias, calabacines o calabazas después de que se le hayan quitado las semillas. Ya sea rayada, en tiras, lonchas o picadas, la papaya se puede guisar, cocinar al vapor, asar o freir para convertirla en puré, chutney, curry o salsas.
Debido a su baja acidez, también se suelen hacer smoothies combinando papaya con otras frutas, como la piña. La papaya seca es también un snack muy apreciado en Asia: es dulce, saludable y refuerza la concentración.
Las papayas maduras de color amarillo hasta naranjado se suelen comer crudas tras quitarles la piel y las semillas y utilizarse para ensalada de frutas. Un poco de zumo de limón o lima, azúcar y jengibre reforzarán el agradable sabor dulce de esta fruta.