¿Una ensalada con vinagreta de café, tallarines con café expreso y tomillo, un caldo de ternera y gelatina de café, y un ossobuco en una salsa especiada de café? Lo que pueden parecer opciones inusuales a primera vista representan en realidad nuevas creaciones de recetas que generan experiencias de sabor aromáticas y finamente equilibradas. El café en polvo o expreso no se utiliza como estamos acostumbrados, preparado como bebida o como ingrediente en postres o tartas. Los propios granos amargos se utilizan para aportar sabor cuando se cocina con café. Su increíble variedad de aromas diferentes (entre 800 y 1.200 al parecer) se crea inicialmente mediante el arte del tostado. En ocasiones, se pueden detectar notas de pimienta, ahumado, chocolate, hierbas o frutos secos, mientras que en otras los matices pueden ser de vainilla, clavo o caramelo para aportar un toque verdaderamente especial a un plato.